lunes, 4 de mayo de 2009

Konstantin Stanislavski. Doctor Freud del Teatro.


Por Fernando Meraz

Para dar la conclusión de toda la historia teatral desde los griegos hasta Ibsen y Chejov -la historia de los dramaturgos clásicos, barrocos, neoclásicos, romanticistas, burgueses, realistas, naturalistas- con sus respectivos actores, solo es necesario evocar el nombre del teórico moscovita de los siglos XIX y XX: Constantin Stanislavski. Si bien él no fue el primer teórico del teatro (Aristóteles/Poética, Lope de Vega/El arte nuevo de hacer el teatro, Denis Diderot/La paradoja del comediante, Gotthold Ephraim Lessing/Dramaturgia de Hamburgo, Émile Zola/El naturalismo en el teatro y tantos otros ensayos de los dramaturgos romanticistas) Constantin sin duda resumió en sus cinco libros toda la pedagogía del actor y el director -este ultimo reciente en la escena-, en suma llevo lo que conocemos en la historia como Teatro Burgués y Teatro Naturalista a su máxima expresión.


No es mi interés hablar de una biografía del doctor Freud del teatro, de esas sobran -incluida “Mi vida en el arte”, autobiografía del mismo Stanislavski-, mas creo necesario para aquel que no ha investigado lo suficiente aclarar los motivos por los cuales el pedagogo teatral se dedico a la inmensa tarea.


El teatro de Meiningen dirigido por el duque Jorge II (considerado el primer director teatral) hizo hincapié en la animosidad del joven Stanislavski. Como él mismo recuerda: “Sus espectáculos mostraron por primera vez en Moscú una nueva especie de puesta en escena, en la que había fidelidad histórica a la época, escenas de masas, una magnifica forma exterior, una disciplina asombrosa y todo el orden de una grandiosa fiesta del arte” (Mi vida en el arte, p. 130). Su padre lo envolvió en su infancia del teatro y este lo llevo a la profesionalidad unánime al ser nombrado director de la Sociedad de Arte y Literatura de Moscú. Así en el 97 fundo con Danchénko, famoso dramaturgo ruso, el Teatro de Arte de Moscú. En su teatro además de presentar obras clásicas (Shakespeare, Goldoni, Moliere), presento también obras de un teatro en aquella época considerado vanguardista: Gogol, Hauptmann, Maeterlinck, Turgénev, Tolstoi, Ibsen, Gorki y su inseparable Chejov. En la actualidad a estos dramaturgos y sus obras se les clasifica como naturalistas.


El naturalismo nació de una Europa ideológica siendo la expresión exagerada del realismo (visto en las obras tesis de Ibsen y las comedias de Oscar Wilde), el decadente romanticismo de los alemanes y rusos no fue tomado en cuenta, combatido por toda clase de armas, el naturalismo fue llevado a su máxima expresión suicida por el escritor Émile Zola. Pronto la forma de ver el ambiente mediante esta nueva vanguardia artística llego a los confines de Europa y América en los cuales duro mas de un siglo en desaparecer como tal. El realismo y naturalismo buscaban la realidad sin volcarse en la fantasía, la verdad psicológica del actor y la fidelidad del autor y del director a las razones lógicas de la obra. Stanislavski, como hombre de su época, tomo esta corriente artística y le dio sus dogmas necesarios, tal como hizo Freud con el psicoanálisis de esos años.


Tanto sus libros como su vida ha sido ampliamente estudiada y admirada por los actuales teóricos, directores y actores de teatro. La mayoría de sus alumnos fundaron diferentes escuelas que proyectaban su método -El mayor ejemplo de esto es el Actors Studio de Nueva York, dirigido por Lee Strasberg, quien modifico un poco el método Stanislavski y llego a colocarle su propio nombre- y lo enseñaron a las nuevas generaciones de actores y directores, tanto de teatro como de cine. No, sin duda falta mucho para que termine la noble herencia de Stanislavski (Aristóteles duro más de mil ochocientos años para ser repudiado totalmente), pero ya ha habido diferentes movimientos en contra de su método. Meyerhold, por nombrar a uno, su alumno favorito, realizo su propia técnica, la cual distaba mucho de la de su maestro.


El teatro de vanguardia no es nada nuevo, se ubica entre el simbolismo y el expresionismo (1910-1940), y este ha sido ya superado por el teatro dialéctico (de Brecht), el teatro experimental (de Grotowski y Kantor), el teatro del absurdo (de Ionesco y Beckett), el existencialista (Jean Paul-Sartre y Camus) y todos los movimientos después de los sesenta (Eugenio Barba, Augusto Boal, etc.). Y aun seguimos estudiando el naturalismo psicológico de Stanislavski.


En México este método llego a finales de los cincuenta del siglo pasado, de la mano de un grupo de dramaturgos y escritores liderados por Héctor Mendoza y Juan José Gurrola en Poesía en Voz Alta. Desde estos años hasta la actualidad, las academias de México para actores y directores han propuesto este método como base central de la pedagogía teatral, la importancia se la damos al actor por su trabajo psicológico -de los cuales no abundan como debería- y el dramaturgo y escritor, por mas simbolistas que pretendan ser, o vanguardistas, o absurdos, siempre están a la merced de la critica convencional hacia una sociedad inmersa en la ignorancia masiva.


Una vez escuche que Freud era el padre del psicoanálisis y de la psicología moderna, por lo tanto muy pocos métodos consecutivos distaban mucho de los suyos. Lo mismo pasa con el teatro actual, que si bien no es musical o melodrama, sigue las normas de un estilo bastante acabado por otras corrientes modernas. Stanislavski, al igual que Freud, fue un teórico de su tiempo. De su tiempo. Espero pronto llegue el siguiente de Nuestro tiempo.

domingo, 3 de mayo de 2009

Augusto Boal. La obra de un innovador


Por Fernando Meraz



Será la coincidencia, el destino o cosa de supercherías. Acabando de realizar algunos cambios a las pestañas iniciales de mi navegador me tope con la noticia de la muerte de Augusto Boal. Lo cierto es que tenia ya pensado comenzar un blog sobre el teatro en nuestros días. Conozco el trabajo de Augusto en su famoso “Teatro del Oprimido”, mas por vivir en un país donde encontrar un libro bueno cuesta traerlo de su nación de origen, no he podido comprar su magna obra de igual titulo que su creación. Bueno, sea por coincidencia u otras fuerzas incomprensibles. Mi primer blog lo dedicare en breve a la trayectoria y herencia teatral de Augusto Boal.



El año de 1931, un 16 de Marzo, vio nacer en Río de Janeiro al dramaturgo y director brasileño Augusto Boal. El joven escritor siente pasión por el teatro y la Ingeniería Química, esta ultima es la causa por la cual en 1953 comienza sus estudios en territorio estadounidense, mas esta no seria la carrera que seguiría, pronto se unió a un grupo de escritores de teatro y presentaría sus primeras obras de aquel lado de la frontera. La primer faceta de su dramaturgia la encontramos a su regreso en Brasil donde junto con Gianfrancesco Guarnieri funda el Seminario de Dramaturgia del teatro de Arena, el cual dirigía el mismo desde 1958. En 1960 uno de sus primeros éxitos -Revolución en América del Sur- ya nos habla de su teoría de un teatro democrático. Adapta varias obras del teatro español del Siglo de Oro, y escribe otras tantas desde su perspectiva social. En 1969 presenta Bolívar, labrador del mar, que en plena dictadura, fue el comienzo de su prisión y el consiguiente exilio de Brasil.



Ya en exilio, residente en Argentina, comienza sus investigaciones y conferencia del teatro del Oprimido, de esta época es su obra Torquemada que habla de las torturas en prisión que a el le habían tocado vivir en el 71. Tras realizar extensos estudios de la realidad teatral de América Latina hace su viaje a Portugal en 1976, dos años después estaría dando clases del Teatro del Oprimido en la Sorbona de Paris donde funda el primer centro de desarrollo de su técnica dramática. Antes de terminar la década hace presentaciones teatrales en Alemania y Nueva York con su estilo que lo distinguiría como innovador del teatro.



En el 86 Boal regresa a Brasil por la declarada necesidad del nuevo gobierno a usar el teatro como una forma de conocimiento entre las masas. Tras quedar truncado este proyecto Augusto funda en Río de Janeiro el CTO (Centro del Teatro del Oprimido) con el cual comenzaría una larga lucha por los derechos humanos tanto en la ciudad como en todo Brasil. En 1990 se presenta su espectáculo Somos 31 millones ¿y ahora?, con el cual el CTO-Río comenzaba oficialmente su poder sobre las masas para luchar por la libertad, la igualdad y los derechos humanos de las mismas. En el 92 es electo concejal y comienzo su proyecto de Teatro legislador intensificando su trabajo social. En 1999 presenta Carmen de Bizet el puro estilo brasileño, en el 2000 esta llegaría a Paris. Los trabajos hechos a través del lenguaje teatral en su Teatro del Oprimido hicieron a Boal una nominación al Nóbel de la Paz en el 2008.



Hace apenas dos meses, en marzo, es reconocido por la UNESCO como “Embajador Mundial del Teatro”, mas este mote como ya mencione no le duro demasiado en vida. Ayer, sábado 2 de Mayo el señor Augusto Boal muere de una insuficiencia respiratoria en el seno de la ciudad que tanto protegió. Sin duda hay muchas cosas que faltaron por hacerse, sus trabajos sociales a través del teatro no terminaron. En el aire se ha mencionado que el Teatro del Oprimido ha muerto. De mi humilde punto de vista pido que dejemos un tiempo para ver tal predicción. Augusto nos mostró como el arte puede servir para fines prácticos mas haya que el simple entretenimiento. Su pasión arde sobre las nuestras para encendernos de una llama que aun no se ha apagado. Tal vez el Teatro del Oprimido deje de existir como tal, pero en la mente de los alumnos de Boal, de los amantes del teatro que nos toco escuchar de sus trabajos, la escénica de aquel hombre seguirá viva en otra persona y con otro nombre. No queda más que darle telón a Boal, gracias por su trabajo y su innovación.